lunes, 28 de enero de 2013

La Prosa

En el siglo XVI la prosa didáctica sigue los mismos ideales de claridad y belleza que los restantes géneros. De entre todas las variedades de escritos destacamos el diálogo, en el que sobresalieron os erasmistas Juan de Valdés (Diálogo de la lengua) y su hermano Alfonso de Valdés, secretario de Carlos I, defensor de la política imperial en su Diálogo de Lactancio y un Arcediano.

La prosa ascética y mística
Experimenta un importante desarrollo debido al clima de fervor religioso que sigue a la Contrarreforma y al Concilio de Trento (1563).
La literatura ascética expone recomendaciones dirigidas al perfeccionamiento moral del creyente; mientras que la mística trata de expresar la experiencia inefable de la unión del alma con la divinidad.


  • Santa Teresa de Jesús (1515-1582). Nacida en una familia de judíos conversos, fue la gran reformadora de la orden carmelita. Sus escritos tienen como fin el aleccionamiento moral de sus monjas, para ello adopta un estilo vivo y coloquial que no duda en utilizar vulgarismos y recurrir a imágenes populares con tal de hacerse entender. Su obra en prosa comienza con una autobiografía espiritual: El libro de la vida. Las experiencias místicas están contenidas en Las moradas. En esta obra explica su doctrina, considerando el alma como un Castillo, en cuyo centro se halla Dios. Para llegar hasta Él son necesarios el amor y el conocimiento de uno mismo.
  • Fray Luis de León (1527-1591), comenzó a redactar en 1572 De los nombres de Cristo, obra que no terminaría hasta 1585. En ella se muestra, en forma de diálogo, la elaboración última y definitiva de las ideas que aparecieron en sus poesías.


La prosa novelística.
Encontramos dos tendencias:

  • Novelas de evasión en las que predomina lo imaginativo sobre lo verosímil.
    • Novela pastoril. Los temas se asemejan a los de la égloga: encuentros y desencuentros amorosos en escenario natural idealizado. En España la introdujo Jorge de Montemayor con Los siete libros de la Diana.
    • Novela de caballerías. Fue un género muy leído incluso por gente culta. El modelo será el Amadís de Gaula, cuya versión definitiva publica Garci Rodríguez de Montalvo en 1508.
    • Otras novelas de evasión son: la novela morisca y la novela bizantina.
  • La prosa picaresca. El Lazarillo.
Pertenece al género de la novela picaresca y destaca dentro de la producción de la literatura del Siglo de Oro por su originalidad ya que representa una literatura basada en la realidad frente al idealismo o la religiosidad de la literatura de la época e inmediatamente anterior (libros de caballerías, novela sentimental, etc.)

La obra, de autor anónimo, se publicó en 1554 y narra la vida de un muchacho, Lázaro de Tormes, desde su nacimiento hasta que se casa en Toledo con la criada de un arcipreste. Durante todo ese tiempo sirve a varios amos que le maltratan y apenas le dan de comer.

La novela picaresca, como género literario, tiene las siguientes características:

  • El relato es autobiográfico.
  • La narración sigue un orden cronológico.
  • El protagonista es un pícaro:
    • pertenece a la clase social baja, casi un delincuente;
    • es un vagabundo;
    • se mueve inducido por el hambre;
    • busca la manera de mejorar de vida;
    • carece de ideales.
  • En cuanto a la técnica empleada, se ha de destacar el hecho de articular los episodios a través del hilo conductor de la vida del pícaro.
  • La ironía y el diálogo son dos de los recursos más empleados para desarrollar el argumento y expresar la crítica en el libro.